domingo, 16 de noviembre de 2008


Tras unos días de descanso en mi amada tierra, estoy de vuelta con fuerzas para sobrellevar la dura carga del día a día. .. pero que no quiero que deje de ser cargada, por lo menos por ahora!!

Días atrás estuve caminando por las calles, callejas, callejones, rincones mágicos de mi ciudad predilecta. La vista se confundia con los tenderetes colgados de las tiendas árabes que dejan escapar de su interior un dulce olor a incienso, té y tabaco.

Y al mirar a lo alto la nieve de Pico Veleta me refresca el alma y las murrallas de la Alhambra me encienden el corazón, hasta tal grado que lloro de añoranza por esas calles que pudieron ser pisadas y no lo fueron por marcharme lejos de aquí.


Y por qué no, hoy me apetece compartir con vosotros estas palabras de Tagore:

"Si acaso piensas en mí, te cantaré cuando el anochecer lluvioso suelta sus sombras por el río, arrastrando, lento, su luz vaga hacia el ocaso; cuando lo que queda del día es ya demasiado poco para trabajar o jugar.Te sentarás sola en el balcón que da al Sur, y yo me pondré a cantarte en el cuarto oscuro. El olor de las hojas mojadas entrará por la ventana, en el crepúsculo creciente, y los vientos tormentosos clamorearán en los cocoteros.Traerán la lámpara encendida al cuarto, y entonces me iré yo. Y tú, quizá, entonces, escucharás la noche, y oirás mi canción cuando esté yo callado."