viernes, 5 de septiembre de 2008

Lo primero que haces...


¿Qué es lo primero que haces al entrar en tu coche?

Los seres humanos somos animales de costumbre y solemos hacer sin pensar, las mismas cosas día tras día.

Una de mis manias más cotidiana es mirar por el espejo retrovisor de mi coche, siempre que monto sola, observando atentamente hacía los asientos traseros. ¿Y por qué? Creo que me impactó demasiado la escena de la película "Screan" en la que la chica para en una estación de servicio a poner gasolina y el pobre gasolinero (personaje con cara de ser el malo de la pelicula y con aspecto bastante sospechoso) intenta avisarla del peligro que corre y ella pensando que quiere hacerla daño le ataca y sale despavorida. Cuando se aleja por la carretera y la voz del empleado sale entre jadeos y una atenuada tartamudez: "¡¡Hay alguién escondido en su asiento trasero!!".
La siguiente imagen es una muchacha intentando calmarse y mientras mira por el espejo retrovisor ve una afilada y brillante hoja de navaja sujeta por un enmascarado de negro.... el resto de la historia ya la conocéis!!

Pues sí, yo soy (quizas de las pocas) que sucumbió ante el terror de encontrarse con un tipo tras de mí, en mi coche y en ocasiones el pánico se apodera de mi persona antes de entrar en el vehiculo, en un garaje oscuro por este sentimiento llamado terror.

¿Y tú... cúal es tu costumbre, tu manía, tu terror???

2 comentarios:

Ladycaña dijo...

El hecho de carecer de coche me libera de este temor/terror tuyo. Lo añado a mi lista de motivos para no sacarme el carnet de conducir. Trato de no ver películas de miedo, pero gracias por la gentileza de compartir la escenita...
No sé si tengo manías... bueno, creo que tendré tantas que ya no las identifico. Pero mi pesadilla recurrente es que salgo de casa y cuando vuelvo ha pasado mucho tiempo y no está mi familia. ¡Qué horror! También que mis mejores amigas se van a vivir a Granada... Ah, no! Aquello fue verdad ;P
Besitos

Candy dijo...

Tía... he estado muy desconectada del blog por tu culpa... ¡¡me has descubierto el Facebook!!
Al leer tus últimas palabras de mi ojo derecho ha caido una lágrima.
Si no me hubiese ido no me hubieses regalado las obras de arte que me mandabas en tus cartas, esas que guardo desde la infancia y siempre me han acompañado.
Un abrazo.